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SECA
México Bárbaro
“México bárbaro” devela al Estado gore como una forma de empoderamiento de un sistema económico y simbólico que produce otros códigos, gramáticas, narrativas e interacciones sociales a través de la gestión de la muerte en México, deviniendo en un uso de violencia desmedida, derramamiento de sangre explícito e injustificado para darle un uso rentable a los cuerpos.
Dentro de una lógica económica de capitalismo gore, los cuerpos y la vida sustituyen a la mercancía a través de técnicas de violencia extrema como el secuestro, la venta de órganos humanos, la tortura, el asesinato por encargo, o carne de cañón etcétera. A través de una lógica “Kamikaze" muestran que los precios no resultan tan altos cuando la vida no es una vida digna de ser vivida sino una condición ultraprecarizada envuelta en frustración constante y en un empobrecimiento irreversible por otras vías.
Abierta de piernas en el urinario o la tentación de San Antonio Óleo sobre tela 150 x 110 cm 2018
Los cuerpos de nadie o el nacimiento de Venus Óleo sobre tela 120 x 90 cm 2018
La carne, la muerte y el diablo. Óleo sobre tela 150 x 110 cm 2018
Retrato de familia mexicana Acuarela 71 x 50 cm 2018
Somos los que sobran, el deshecho de estos tiempos Óleo sobre tela y madera 40 x 50 cm 2018
Amores de cuarto de baño Óleo sobre tela 90 x 120 cm 2018
Cosas Negras Óleo sobre tela 100 x 150 cm 2018
Pandemia Óleo sobre tela y madera 40x50 cm 2018
Aleccionamiento y sueño húmedo de Polifemo (familia) Óleo sobre tela y madera 50 x 60 cm 2017
Mi hermano y yo (Tollocan) Óleo sobre tela y madera 70 x 50 cm 2017
Rovereto (Melancolía) Óleo sobre tela 150 x 120 cm 2017
Huespéd del Ocaso (septiembre, 19) Óleo sobre tela 110 x 80 cm 2017
Ecatepec (Espectro de madre que llora) Óleo sobre tela 135 x 85 cm 2017
Ecce Ancilla Domini (La Merced) Óleo sobre tela 120 x 35 cm 2017
Desoír (Chilpancingo) Óleo sobre tela 120 x 35 cm 2017
El Bordo (Nada va a cambiar) Óleo sobre madera 60 x 50 cm 2017
Judith del Golfo Grafito y acrílico sobre madera 60 x 50 cm 2017
Medea ( frustratio) Grafito y acrílico sobre madera 60 x 50 cm 2017
Iguala (Necropolíticas) Grafito sobre tela 100 x 150 cm 2017
Ejecución pública de buchona grafito sobre tela y madera 40 x 50 cm 2018
Fantasmagoría (Lote Bravo) Serie México Bárbaro Grafito y acrílico sobre tela 100 x 150 cm 2017
El fantasma de Galatea (Tijuana) Serie "México Bárbaro" Grafito y acrílico sobre tela 100 x 150 cm 2017
Lenvantón Óleo sobre tela 150 x 100 cm 2017
México, la heterotopía del suplicio Óleo sobre tela 150 x 120 cm 2017
Mictlán (frontera norte) Serie México Bárbaro Óleo sobre tela 120 x 150 cm 2016
Cede Emeequis Grafito y acrílico sobre madera 40 x 50 cm 2017
Ciudad Juárez Óleo sobre tela 150 x 100 cm 2016
Estado de Excepción Pastel 49.5 x 40 cm 2016
Tijuana Pastel 50x40 cm 2016
Inmolación a Coyolxauhqui Óleo sobre tela. 80 x 60 cm 2016
Plata o plomo De la serie México Bárbaro Óleo sobre tela 30 x 40 cm 2016
Metanoia Óleo sobre tela 80 x 60 cm 2016
Niña blanca Óleo sobre tela 120 x 80 cm 2016
Formas del dolor, mucha sangre y poco sentido Óleo sobre tela 35x120 cm 2016
Tortura y estado Óleo sobre tela 30 x 30 cm 2016
Necroempoderamiento Óleo sobre tela 30 x 30 cm 2016
Fosa Clandestina, Iguala Óleo sobre tela 30 x 30 cm 2016
Boca abyecta o del engullir Óleo sobre tela. 30 x 30 cm 2016
¡La belleza es cosa terrible y espantosa! Es terrible debido a que jamás podremos comprenderla, ya que Dios sólo interrogantes nos plantea. En el seno de la belleza, las dos riberas se juntan y todas las contradicciones coinciden. No soy hombre culto, hermano, pero he pensado mucho en este asunto. ¡Ciertamente, los misterios son infinitos! Son demasiadas las interrogaciones que aplastan al hombre contra la tierra. Forjamos las hipótesis que podemos, sin jamás llegar a certeza alguna. No puedo siquiera soportar el pensamiento del hombre de corazón noble y mente pura que comienza con el ideal de la Santa Virgen y termina con el ideal de Sodoma. Es más espantoso todavía que el hombre con el ideal de Sodoma en su alma no renuncie al ideal de la Santa Virgen, y que, en el fondo de su corazón, todavía arda, arda sinceramente, en deseos de alcanzar el bello ideal, lo mismo que en sus días de juvenil inocencia. Sí, el corazón del hombre es vasto, excesivamente vasto quizá. Lo preferiría más angosto. ¡El diablo conoce muy bien el corazón humano! Y así vemos que aquello que el intelecto considera vergonzoso, a menudo le parece de espléndida belleza al corazón. ¿Hay belleza en Sodoma? Creedme, muchos son los hombres que encuentran su belleza en Sodoma. ¿Sabíais este secreto? Lo más horroroso es que la belleza no sólo es aterradora, sino también misteriosa. Dios y el Diablo luchan en ella, y su campo de batalla es el corazón del hombre. Pero el corazón del hombre sólo de su dolor quiere hablar. Escuchad, que os contaré lo que dice...
Fiodor Dostoievsky
Los hermanos Karamazov.
¿Con qué tinta se puede dar cuenta de tantos ausentes, los que nos fueron arrebatados, los que aún seguimos buscando, silenciados por pedir justicia? Carne mutilada, fragmentos de cuerpos colgados en puentes, bolsas negras que contienen lo que alguna vez fue llamado hijo, esposo, padre, madre, estudiante. ¿Cuánto horror nos cabe en la mirada antes de colapsar los párpados intentando no enloquecer? Huérfanos de toda esperanza, la justicia es cómplice, silente, ausente y más ambigua que nunca. Nuestros espectros claman, gritan su nombre para no ser borrados, olvidados de la historia, doblemente asesinados.
MÉXICO BÁRBARO es apenas huella parcial de un duelo compartido, ejercicio pictórico de las violencias que nos habitan, domestican y disciplinan. Rostros que no miran al futuro como esperanza, sino que dan testimonio de un presente como pura ruina. Cuerpos que levitan, suspendidos en la espiral de barbarie que constituye nuestro glosario cotidiano, aspectos cadavéricos, fantasmales, carnes que ya no resisten y ahora se enuncian como puro residuo, testimonio y evidencia de aquello que aún no terminamos por vislumbrar.
En esta exposición no habita la esperanza (espera). La apuesta es por la crudeza de formas cuya “humanidad” es proyecto de resistencia, fuerza y potencia; que se despliegan ante un escenario desértico, ausente de Dios[es]. El hombre -ahora sin destino- tiene que vislumbrar la posibilidad del extravío, la pérdida, adentrarse sin coordenadas fijas en el desierto que erosiona toda promesa de un futuro posible.
El vértigo, lo inhóspito, lo áspero, lo abismal, habitan en la mirada de Haniel Fonseca (Fuente Seca) provocando, descolocando, incomodando al que mira, ese, que no puede separarse de aquellos seres dolientes, fracturados, sustraídos de toda posibilidad de dar cuenta de una vida digna de ser vivida, precarios, homo sacer. Esos cuerpos, son todos los cuerpos, sus heridas son grietas compartidas. Y podríamos mirar desde lejos ese desierto violento e indómito, que devora nuestro horizonte de falso confort, pero en el fondo sabemos que también nos está devorando, que somos corroídos por la misma violencia, por la misma barbarie de este país en ruinas.
Norma Angélica Silva Gómez